Pobrecitas migajas de pan regadas por el mundo,
creyéndose el centro del universo
Cada una con su trozo de verdad
con sus teorías, con sus ideales,
con sus límites y sus barreras
Coleccionando objetos inútiles y estorbosos
que no hacen más que adormecer el alma
y volverla perezosa hasta el grado de ser inerte
Construyendo castillos de migajón
que se derrumban en un segundo
tratando de cambiar a todos y todo a su alrededor
para tener un poco más de comodidad
Cegados por ideas y cosas estúpidas
que desvían su atención de lo que en verdad importa
Hambrientos y sedientos de sentimientos que envenenan
Sin darse cuenta de que solo hay una razón
AMAR Y SER AMADOS
Aprovecha el paso por este banquete
porque al final, con un leve soplido
desapareces para siempre de la mesa.
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