bitter sweet...

tengo miedo de dejar de creer en la magia...
de enfrentarme a una fría realidad... a una solitaria realidad...

cuando era niña soñaba con un mundo muy diferente
bastante distinto al que ahora, cada vez más a menudo,
se planta enfrente de mi y me abofetea...

quiero seguir soñando, seguir creyendo, seguir ilusionándome...

antes soñaba con un príncipe azul, una media naranja,
o al menos un medio limón (un poco ácido, pero mi otra mitad)...
ahora no tengo nada claro... todo se confunde...
solo imágenes borrosas de alguien que está sin estar...

antes pensaba que siempre habría alguien enjuagando mis lágrimas...
alguien tendiendo la mano y prestándome su consolador abrazo...
ahora entiendo que muchas veces
el único hombro sobre el cual apoyarse es el propio...
y que día a día uno tiene que irse haciendo más fuerte
para ser capas de tomar la decisión de buscar la felicidad...

no hay hadas, no hay milagros, no hay ángeles cuidándonos...
nadie es indispensable, nadie es incondicional...
cada quien se ahoga en su propio vaso, en su propia soledad...
una soledad que tememos, pero que nosotros mismos creamos...
por nuestro egoísmo, por la falta de humildad para aceptarnos vulnerables...

ese es el mundo que de vez en vez me acorrala...
nos acorrala a todos en algún momento, o en muchos...
y me niego a abrirle la puerta, a aceptarlo como propio...

quiero creer en esos ángeles vigilantes desde arriba...
y en esos angelitos terrenales que hacen otro tanto...
quiero creen en la magia, esa que nos envuelve en cada momento...
en aquellos que son indispensables en nuestras vidas...
quiero seguir creyendo en el amor...
en ese amor que enloquece y no muere jamás...

... estos días agridulces...