martes, 25 de octubre de 2005

Help, Hilfe, aide...

Me despierto calientita en mi cama, me levanto y puedo tomar un baño con agua caliente y después vestirme con ropa que me cubrirá y protegerá. Bajo a la cocina y tengo un refrigerador lleno de comida, que hasta puedo darme el lujo de elegir qué es lo que quiero desayunar. Antes de salir a la universidad me despido de mis padres y mis hermanos, ya que tengo la fortuna de tener una familia.

Pero no todos tienen la misma suerte, es más, de repente me hago consciente de que soy de las muy contadas personas en este mundo que tienen la fortuna de contar con tantas cosas, sobre todo con salud, con alimento, con vestido, con un techo y con el amor de muchas personas.

Basta mirar más allá de nuestras narices para ver la cantidad de personas que necesitan de una mano que las ayude. Basta con encender las noticias y ver la cantidad de catástrofes, violencia y dolor que hay en el mundo entero.

Es momento de salir de nuestra burbuja de comodidades, de poner los pies en la tierra y ver más allá de nosotros mismo. De dejar de ser tan egoístas y de ahogarnos en un vaso de agua por problemas tan pequeños que de repente nos hacen sentir que el mundo se nos viene encima y que no se comparan en nada a los verdaderos problemas que aquejan a tantos hermanos nuestros, a todos esos seres con los que compartimos este hermoso hogar con el que estamos acabando.

En este momento nuestra querida Tierra está sufriendo mucho y hay muchas personas que necesitan que en verdad las ayudemos. Aquí en mi querido país, México, acaban de pasar dos huracanes que devastaron varios estados y que dejaron a gran cantidad de personas sin hogar, sin ropa, sin alimento, sin familia, sin nada. Y así hay muchos ejemplos más a lo largo y ancho de todo el mundo.

Ayudemos! Preguntémonos que somos capaces de hacer por los demás, en qué y cómo podemos ayudar! Hay muchas forma de hacerlo, no todo es dinero, con dos simples manos se puede poner un granito de arena que en verdad sirve de mucho. Conque cada una de las personas que habitamos este planeta dedicáramos un día de nuestra vida a ayudar a los demás las cosas serían muy diferentes.

No nos quedemos sentados sin hacer nada! No sólo es el hogar en el que vivimos, sino el que le dejaremos a nuestros hijos. Una sonrisa, dos manos, un trozo de pan, una moneda, una palabra, una oración, por más sencillas y pequeñas que parezcan pueden hacer la diferencia.

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