Y de pronto la vida da la vuelta... de repente te despiertas una mañana y te das cuenta de que alguien llegó a tu vida, y no alguien cualquiera, sino un ser maravilloso que llena todas tus expectativas. Pero lo más importante de todo es que ese alguien te ama con la misma fuerza que tú a él, que ese alguien está dispuesto y decidido a entregarlo todo como tú.
Todo pasó muy rápido, unas cuantas palabras, una sola mirada y ya sabías que era alguien especial y que llegaría para quedarse en tu vida. Sabes que nadie te puede asegura que este amor será eterno, nadie te puede decir que en el futuro estarán siempre juntos, pero pase lo que pase, sabes que seguirá siendo parte de ti, ya que cuando alguien llega de esta manera y con esta fuerza, deja una marca profunda.
De repente ese alguien ya tiene rostro y nombre, ese rostro y ese nombre que ahora ocupan tu pensamiento. De pronto la obscuridad se vuelve luz y desaparecen esos fantasmas que llenaban tu vida. De repente desaparece la soledad, esa fiel y eterna compañera. De pronto tus lágrimas se convierten en lágrimas de felicidad.
No sabes cuánto pueda durar, pero tampoco te interesa saberlo, lo único que quieres es vivir este momento, disfrutarlo y saborear cada uno de sus segundos. Todo aquello que habías anhelado tanto tiempo se planta enfrente de ti y transforma tus deseos en realidad, ya no hay que esperar más.
Lo único que puedes decir es ¡Gracias!
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